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Principios para la prevención de infecciones transmisibles por la sangre en medicina del deporte

En el deporte, el riesgo de contagio de una infección vírica transmisible por la sangre (VIH, hepatitis B, hepatitis C) es extremadamente pequeño. Especialmente para el VIH el riesgo es tan insignificante que ni siquiera se puede cifrar de manera fiable. Por ello la Sociedad Suiza es de la opinión de que una infección viral (VIH, hepatitis B o hepatitis C) no justifica, en ningún caso, la exclusión de la actividad deportiva del que la sufre.

No obstante, teniendo en cuenta que el riesgo de contagio no puede ser excluido en su totalidad, se recomiendan algunas pautas para evitarlo. Son éstas:

1. Los deportistas con heridas que sangran y que no practiquen deporte individual deben ser retirados lo más rápidamente posible del área deportiva. El deportista es responsable de reconocer este tipo de heridas y también los jueces y el personal médico.

2. Las heridas que sangren deben curarse y cubrirse completamente fuera del terreno de juego y en un lugar apropiado; el deportista no podrá volver al terreno de juego mientras estas condiciones no se cumplan.

3. Los deportistas que tengan heridas sangrantes deben ser curados, si es posible, por personas formadas en el campo médico, quienes tomarán las medidas de protección (guantes) y respetarán las normas de precaución general respecto a la higiene (precauciones universales) para la prevención de infecciones transmisibles por sangre. Este principio es válido también para todas las tomas de sangre con fines diagnósticos (por ejemplo, tomas de sangre para medidas de lactato).


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