BUSCAR

COVID-19 en el deporte
SALDEP.es


PATROCINADORES



CONTACTO

SEMED / FEMEDE

C/ Cánovas nº 7, bajo

50004 - Zaragoza (España)

Tno: 976 02 45 09

femede@femede.es

Cabcera
  • Imagen de portada
  • Imagen de portada
  • Imagen de portada
  • Imagen de portada
  • Imagen de portada

EL EJERCICIO FISICO. UN FACTOR IMPORTANTE PARA LA SALUD

El cuerpo humano posee una gran capacidad de adaptación funcional y estructural al ejercicio físico enérgico. Los hombres fueron nómadas y cazadores durante miles de años de evolución. En los últimos tiempos se ha producido una reducción drástica de la cantidad de actividad física en la vida diaria, debido a los sistemas de ahorro de trabajo y al transporte motorizado.

Una consecuencia de esta disminución del ejercicio físico ha sido un descenso de la forma física en la población del mundo industrializado, con un aumento simultáneo del predominio de las enfermedades cardiovasculares como causa de muerte e incapa -cidad. Esto indica que el cambio a un estilo de vida sedentario puede ser perjudicial para el individuo y potencialmente costoso para la sociedad. Los estudios no han demostrado una relación directa entre la falta de ejercicio físico y la morbilidad y mortalidad cardiovasculares. Sin embargo, los datos epidemiológicos son claramente indicativos de los efectos beneficiosos del ejercicio físico en la prevención de las arteriopatías coronarias y en la disminución de la mortalidad por todas las causas cuando el ejercicio constituye una parte integrante de las actividades laborales y recreativas. Además, al mejorar el perfil de lípidos de la sangre, mantener la presión arterial dentro de límites seguros y controlar el peso corporal, el ejercicio físico puede modificar otros factores de riesgo. Por añadidura, el ejercicio puede contribuir al control de la diabetes méllitus y al mantenimiento de la densidad ósea en el anciano.

Aunque la salud física, valorada por los índices de morbilidad y mortalidad, ha mejorado de modo constante en todo el mundo, los datos epidemiológicos y experimentales indican que es importante que la persona participe en un programa de ejercicio físico regular como parte de un estilo de vida sano. El seguimiento de un programa regular de ejercicio aerobio que movilice grandes grupos musculares puede lograr una potencialidad de los sistemas fisiológicos que mantienen esa actividad, y una mejoría simultánea de la capacidad para realizar ese ejercicio, y desembocar en el estado que recibe normalmente la denominación de forma física. Una persona en forma física tiene mayor capacidad para tolerar los desafíos físicos que plantea la vida diaria, mientras que la que no está en forma se vera obligada a interrumpir la actividad a causa de la fatiga.

La forma física y la buena salud no son sinónimas, pero sí complementarias. Mientras que la buena salud significa simplemente ausencia de enfermedad, la forma física presupone energía suficiente para buscar las abundantes recompensas de la vida y no depender físicamente de otros. En la medicina deportiva, se considera de importancia capital el problema de prevenir o remediar los efectos negativos de un estilo de vida sedentario y del envejecimiento. Por tanto, la actividad física adecuada constituye un valioso componente de los regímenes terapéuticos para el control y tratamiento de la cardiopatía coronaria, la hipertensión sistémica, la obesidad, los trastornos musculoesqueléticos, las enfermedades respiratorias y la depresión. La forma física puede aportar también una sensación de bienestar y autoestima.

La Federación Internacional de Medicina del Deporte recomienda que toda persona que emprenda un programa regular de ejercicio aerobio consistente en 3-5 sesiones de ejercicio a la semana, cada una de la cuales debe tener una duración de 30-60 minutos. El ejercicio aeróbico puede consistir en actividades como caminar, correr, marchar, nadar, montar en bicicleta, remar, patinar o esquiar campo a través. También pueden practicarse deportes con raqueta y de equipo si se regula su intensidad y se evitan los momentos de gran actividad. La intensidad del ejercicio debe provocar una frecuencia cardíaca situada entre el 50% y el 80% del máximo para cada individuo. La elección de la actividad para cada sujeto dependerá de factores como el interés, el acceso a instalaciones, la edad y el estado físico. Es conveniente una revisión general realizada por un médico, especialmente en los adultos y los que presentan factores de riesgo conocidos.

El ejercicio físico regular puede contribuir a mejorar la salud y permitir al sujeto una vida más productiva y agradable


Editar contenido Salir